Cadenas de Suministro Regenerativas en:

Los Andes Ecuatorianos

Una Proteína Ancestral, Re-descubierta

Exec Producer: Ricky Echanique / MIKUNA
Narration: Bri Gunzy
Film: Sebastian Davila
Music: Danilo Arroyo

Ecuadorian Andes

Anidado en lo alto de la Cordillera de los Andes, entre volcanes y picos escarpados, crece un cultivo regenerativo extraordinario: el chocho (Lupinus mutabilis), una de las fuentes de proteína más ricas y eficientes del planeta. Esta leguminosa, con sus flores de un azul profundo y morado, ha sido un pilar de nutrición y sustento agrícola para las comunidades indígenas durante milenios. Su presencia se extiende desde el Altiplano Boliviano hasta la Avenida de los Volcanes en Ecuador, donde crece en condiciones extremas, a una altitud promedio de 3.600 metros. El chocho encarna la resiliencia, creatividad y conexión espiritual de los pueblos andinos con sus montañas.

La evidencia arqueológica confirma que el chocho fue cultivado y consumido por culturas preincaicas como los Nazca y los Tiwanaku, mucho antes del auge del Imperio Inca (1200–1500 d.C.). Sin embargo, durante la época colonial (1500–1850 d.C.), el chocho, en particular, fue objeto de un fuerte estigma social debido a su asociación con las comunidades indígenas, y su consumo se redujo casi por completo como resultado de la implementación y priorización de cultivos coloniales.

A pesar de ello, los pueblos indígenas de los Andes preservaron su diversidad genética, valorando su resistencia en la altura, su tolerancia a la sequía y su capacidad de fijar nitrógeno para enriquecer el suelo.

El chocho siguió siendo un cultivo fundamental en las rotaciones agrícolas, y fue preservado a través del tiempo gracias a las enseñanzas que las mujeres indígenas transmitieron sobre la conservación de semillas por medio del conocimiento matrilineal.

Durante los últimos dos siglos, la comercialización del chocho ha sido limitada principalmente en los mercados comunitarios en los Andes. No fue sino hasta hace poco, a pesar de su alto valor nutricional y su capacidad regenerativa, que comenzó a reconocerse como un cultivo con un potencial a nivel global.

Tradición Indígena

En 2017, el chocho fue impulsado por primera vez internacionalmente por Ricky Echanique, un ecuatoriano-americano quien creció en una familia agrícola y atleta. Tras enfrentar problemas de salud mientras vivía en Santa Bárbara (California, USA), Ricky sintió el llamado de regresar a Ecuador en busca de una nutrición y soluciones más profundas de lo que estaba disponible en el mercado. La mayoría de las proteínas y alimentos disponibles en USA eran altamente procesados, cultivados industrialmente y altamente procesados, muchas veces conteniendo químicos y aditivos.

Esa búsqueda y retorno a Ecuador eventualmente lo condujo a los alimentos, plantas y costumbres indígenas donde eventualmente, se interesó y redescubrió el chocho.

Una vez en Ecuador, Ricky se reunió con agricultores indígenas que aún cultivaban esta leguminosa. Quedó profundamente conmovido, no solo por sus beneficios para la salud, sino también por el potencial regenerativo para restaurar la fertilidad del suelo, fortalecer otros cultivos de la zona y apoyar a los agricultores indígenas.

Ricky estuvo conmovido e inspirado por la hospitalidad, la resiliencia y la sabiduría de las comunidades que visitó.

De esa experiencia nació un propósito claro: apoyar y mantenerse en solidaridad con estos agricultores y comunidades. Y en un principio esto se convirtió en el centro de su misión personal y en el ADN de MIKUNA.

El nombre ‘Mikuna’ proviene de idioma Kichwa, un dialecto de los Andes Ecuatorianos, que significa ‘comida’ o ‘nutrir el cuerpo a través de la comida’.

En la cultura kichwa, comer es participar en un intercambio sagrado de reciprocidad con la Pachamama.

Este concepto está arraigado en el principio incaico del Ayni, o reciprocidad, que reconoce que toda la vida está interconectada y se sostiene a través del intercambio mutuo. Esta filosofía es parte de los valores de compania de Mikuna, recordándonos que los alimentos o productos de la agricultura, nunca estuvieron destinados a separarse de la tradición, cultura o integridad de donde vienen.

Los alimentos deben nutrir: el cuerpo, alma, tierra y su comunidad. Echanique ha construido una empresa basada en estos valores, que guían su misión e identidad de marca. Cada etapa de la cadena de suministro refleja este compromiso: empoderar a los agricultores indígenas, respaldar prácticas regenerativas y ecológicas, y ofrecer los mejores alimentos para el consumidor.

Todo Comienza y
Termina en el Suelo

Para Ricky, algunas de las causas principales de la deforestación y la destrucción ambiental surgen de la incesante búsqueda humana de un solo macronutriente: la proteína.

En la Amazonía, extensiones grandes de bosque amazónico son taladas para el cultivo de soya y la ganadería. Al mismo tiempo, el pudo ver en primera mano, la pesca y la caza ilegal en Galápagos. Estas atrocidades ambientales, tienen algo en comun: son fuentes de proteina.

En Estados Unidos, la concentración de la ganadería industrial ha confinado a millones de animales en operaciones cada vez más grandes, a menudo a expensas del bienestar animal y sin considerar prácticas regenerativas ni sostenibles. Mas bien, a los animales se les ponen, hormonas, se los alimenta con GMOs y se los mantienen en malas condiciones.

Para Echanique, la solución estaba en reimaginar cómo producimos proteína: no mediante la extracción, sustitutos sintéticos o alimentos modificados para imitar la naturaleza, sino trabajando en armonía con ella. Un modelo basado en la reciprocidad con la tierra, no en la extracción. ¿La clave? El suelo: lo que crece en él y cómo se cultiva. Aquí, el chocho emerge como un aliado ambiental importante.

El chocho fija nitrógeno atmosférico en la tierra/suelo gracias a su relación con el Rhizobium, una bacteria que se encuentra en las raíces de la planta. El chocho aporta hasta 400 kg de nitrógeno por hectárea al suelo tras cada cosecha. Cuando es utilizado como cultivo de rotación, este mejora los rendimientos agrícolas entre un 44% y un 188% en comparación con otros monocultivos como la papa o la quinoa. Además, requiere de una mínima labor antes de sembrar, lo que contribuye a una reducción de la erosión y daños a la integridad del suelo.

Este cultivo genera entre 40 y 50 toneladas de biomasa verde por hectárea y produce 1.750 kg de proteína cruda por hectárea, posicionándose como una de las fuentes de proteína más eficientes del planeta.

Es altamente tolerante a la sequía, eficiente en el uso de la tierra y no necesita agua. Por lo tanto, este cultivo representa una oportunidad real para reducir las emisiones de CO₂ y el consumo excesivo de agua y contribuir a la regeneración de los ecosistemas.

Un Alimento para para la Salud, Cuerpo y Alma

En términos nutricionales, el chocho es una de las proteínas vegetales más completas del planeta, contiene más proteína por cada 100 g que las arvejas, la soya o la quinoa. Aporta los nueve aminoácidos esenciales sin necesidad de procesos de extracción, aislamiento o concentración, lo que lo convierte en un alimento único en el mercado proteico. Naturalmente de bajo índice glicémico y libre de lectinas, favorece la digestión y la regulación de la glucosa. Su alto contenido de fibra, calcio, hierro y grasas saludables lo hace un aliado poderoso para la salud metabólica y la vitalidad a largo plazo.

Más allá de sus méritos nutricionales, el chocho ofrece algo intangible: la coherencia.

Cultivado en suelos que mantienen su integridad debido a la conexión y valores de mantenimiento de sus agricultores, últimamente el cuerpo que consume el chocho puede sentir la diferencia. Específicamente por las prácticas ancestrales y regenerativas, sin químicos, pesticidas, ni procesos intensivos.

Las investigaciones científicas muestran que los alimentos cultivados de forma regenerativa, como el chocho, son ricos en fitoquímicos, densidad nutricional y macronutrientes. Últimamente este alimento puede ser un importante factor en fortalecer las funciones inmunológicas y la conexión entre el sistema intestinal y cerebral.

El objetivo de Mikuna es honrar la sabiduría ancestral, trabajar en armonía con la naturaleza a través de un sistema regenerativo y crear soluciones tangibles para la crisis alimentaria.

Consideramos que esta labor es parte de nuestra misión y nuestra manifestación en el mundo. Queremos que nuestro modelo regenerativo y ejemplos sigan siendo ampliados y adaptados por nuestra generación y las futuras generaciones. Últimamente promoviendo y adaptando nuestra cultura y riqueza al mundo.

Gary Snyder, un poeta y activista estadounidense, conocido por su vinculación con la naturaleza y la cultura indígena, lo dijo:

“Cuando lo hagas bien, compártelo.”

Apoyar esta marca es un pequeño acto de reciprocidad: te nutres mientras elevas la tierra y las comunidades que la sostienen.

Si sientes el llamado a ser parte de esta historia en desarrollo, estás cordialmente invitado(a) a descubrir el chocho por ti mismo(a).

El 20% de cada compra de MIKUNA en esta tienda será donado a nuestro trabajo en Farmer’s Footprint

Citas:

Mountain Research and Development

Heinz Briicher: Useful Plants of Neotropical Origin and Their Wild Relatives. Page 80-84

Un Agradecimiento
Especial para:

Productor Ejecutivo: Ricky Echanique / MIKUNA
Narración: Bri Gunzy
Filmación: Sebastián Dávila
Música: Danilo Arroyo