
Caldo de Huesos – Un Ritual Sanador para el Intestino
INGREDIENTES
- Huesos sobrantes o una carcasa de pollo fresco — de un pollo entero que hayas asado, una sopa de domingo, o una carcasa fresca de tu carnicero local.
- Restos de vegetales — como tallos de apio, extremos de zanahoria, cáscaras de cebolla, trozos de ajo
- Raíces sanadoras — jengibre fresco, cúrcuma (un trozo del tamaño de un pulgar de cada una)
- Aromáticos — una vara de hierba de limón, machacada para liberar sus aceites cítricos
- Un chorrito de vinagre de sidra de manzana — para ayudar a extraer los minerales de los huesos
- Opcional: hojas de laurel, granos de pimienta negra, hierbas (como perejil o tomillo)
PREPARACIÓN
Guarda sobre la marcha.
Durante la semana, guarda restos de vegetales y huesos en una bolsa en el congelador o en un recipiente en la nevera. Cuando esté lleno, estás list@.
Si no tienes restos de vegetales, añade dos o tres zanahorias, una cebolla, ajo y medio apio.
Llena la olla.
Agrega los huesos y los restos a una olla grande, olla de cocción lenta o de presión. Cubre con agua fría, dejando unos centímetros de espacio en la parte superior.
Agrega lo bueno.
Añade el jengibre, la cúrcuma, la hierba de limón y el vinagre. Incorpora hojas de laurel o hierbas si tienes.
Hierve o usa olla a presión.
- Tradicional: Lleva a ebullición, luego baja a fuego lento. Retira la espuma. Deja cocinar a fuego muy bajo — entre 8 y 24 horas.
- Olla a presión: ¿Tienes poco tiempo? Cocina bajo presión durante 4–6 horas. Acelera el proceso sin perder profundidad.
Enfría y guarda.
Deja enfriar completamente antes de colar. Vierte en frascos o recipientes. En la nevera, sabrás que está bien hecho si se vuelve gelatinoso — eso es el colágeno y los minerales haciendo su magia.
Bébelo caliente con una pizca de sal marina y unas gotas de limón. Tómalo por la mañana o al anochecer — como un ritual de arraigo. También es una base maravillosa para sopas, guisos, granos o para saltear verduras suavemente.
Por qué importa: El caldo de huesos está lleno de colágeno, minerales y compuestos antiinflamatorios. Apoya tu mucosa intestinal, fortalece el sistema inmunológico y te nutre a nivel celular. Esta es nutrición ancestral — lenta, intencionada y profundamente sanadora.